otro estracto de "lucidez" (en proceso) .. para que vayan tomandole cariño....
"... Eran las 3 de la madrugada, cuando ella llamó a su puerta. Estaba un poco bebida, pero no ebria. David, al verla no pudo evitar sentir toda la atracción que pensó que había perdido en el tiempo. La miró a los ojos, y sintió la ternura invadirlo.
- Hola David, ¿te acuerdas de mi?- dijo mirándolo a lo ojos.
David afirmo con la cabeza.
- Pasa – fue lo único que logro decir, después de la gran sorpresa que lo dejó perplejo.
Conversaron un tiempo. Él No le pidió explicaciones de nada. No se sentía con la autoridad para hacerlo. Ella le contó que estaba en problemas, que se vino a santiago huyendo, que necesitaba un lugar donde dormir, que sabía que tal vez el no la perdonaría nunca por no responderle sus cartas, porque perder la comunicación, que sabía que tal vez el había armado su vida nuevamente junto con otra persona. Pero ella no tenía a nadie más que pudiera ayudarla, esta completamente sola, que él era lo único que tenia. Él le dijo que todo estaba bien, que el no tenía ningún problema, que su casa es su casa. Luego de eso, se fue a acostar, intentando dormir, cosa que no logró.
Al otro día se levantó algo más cansado de lo normal. Es que no estaba acostumbrado a pasar la noche en vela, y esa noche fue la más larga de todas. No sabía que pensar, que haría ahora con su vida, todo era tan confuso. No había sido capaz de rearmar su vida sin ella. Cuando Teresa le declaró su amor, no pudo hacer otra cosa que pedirle perdón, pero era imposible que el la amara. Y la oportunidad de volver a ver a Fernanda, esa oportunidad que tanto ansiaba, por fin la había obtenido. El problema es que ella, quien tanto parece que había vivido, tal vez ya no era la misma persona que tanto amo, tal vez ella no sería capaz de amarlo nuevamente. Tenía que tomarse las cosas con calma, pero iba a ser difícil porque ella estaba viviendo en su mismo departamento.
- David, ¿estás despierto ya? – Se escuchó a Fernanda decir desde la cocina – ven, estoy preparando desayuno, huevos con vienesas, como te gustan, ¿ah?, apuraré que se enfrían.
“Si mi amor” pensó David para sus adentros, pero alcanzó a detenerse antes de que las palabras salieran de su boca, o por lo menos eso es lo que él creyó..."
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