viernes, 14 de diciembre de 2007

Es increible que cuando menos cosas publico ganó más visitas, creo que tendre que hacer eso más seguido.... ahora.. una idea que se me ocurrio hoy en la micro hacia mi ex-colegio...

La sierra.

Sergio había hecho ya la compra que necesitaba. Llevaba la pala que el vendedor le indicó como la mejor opción, aunque sinceramente a Sergio no le importaba, pues sólo la iba a utilizar esta vez. En su camioneta también se encontraban unas tablas pequeñas, un martillo y algunos clavos. Le había costado decidirse entre el hacha, la sierra o el serrucho. Prefirió utilizar el arco de sierra que tenia en algún lugar de su casa, y de ese modo economiza un poco los gastos.

En la mañana Sergio se había despertado con un gran dolor de cabeza, y algo cansado debido a que no estaba acostumbrado a dormir en el sillón. Se levantó y lo primero que sintió fue el sol golpeándole en los ojos. Instantáneamente el aroma de alcohol impregnado en su ropa le provocó nauseas, obligándolo a correr al baño.

Mientras bajaba las cosas de su auto, apareció Eduardo, el joven vecino que se había mudado hace poco.

- ¿Qué piensa hacer con todo eso Don Sergio?

- Me salió una peguita extra en la casa, no me gusta trabajar pero mi señora encontró el modo de obligarme.

- Ah, el otro día la mía me obligo a cortar el pasto. A veces la guatona se pone muy insistente.

- Bueno, de hay hablamos, tengo q irme.

Realmente tenia que irse, no era una excusa como las que siempre utilizaba para sacarse de encima a gente hostigosa como su vecino.

En todo el tiempo que gastó en vomitar después de despertar, no recordó nada de lo había pasado la noche anterior. En el momento que regreso a su pieza a cambiarse su ropa maloliente se dio cuenta que había destruido un par de cosas valiosas. Sus momentos de ira con alcohol eran tan comunes que el único sentimiento que tuvo fue de resignación.

Cortó las maderas, formando con ellas un cajón de 30x50 cm. Las clavo, dejando una tapa del mismo tamaño. Luego fue a limpiar su pieza, de la cual recogió hasta los vidrios de su pantalla de televisión, esa que había comprando a crédito y todavía estaban pagando. Tomó las sabanas y todas las cosas sucias con vino, y otras sustancias y las llevó al baño. El silencio le empezó a molestar así que prendió tranquilamente la radio, puso su radio favorita, esa que habla de noticias y las cosas que pasan en el mundo, don Sergio siempre ha sido alguien informado. Se sirvió otra copita para la resaca, no existe mejor cura.

La cortó para que pudiera entrar en la caja, hizo el hoyo en su patio, metió la caja y luego dijo “hasta pronto amor”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hay alguien q lee esto?

No soy el valen